Muy cerca de los palacios reales de Gyeongbokgung y Changdeokgung, y del santuario de Jongmyo, se encuentra la antigua aldea de Bukchon. Un barrio que conserva cientos de casas tradicionales (hanok) de la época de la dinastía Joseon. Estamos en una de las capitales del mundo más modernas en la que pasear por un barrio de casas centenarias con tejados de estilo oriental es un placer. Bueno, es un placer si lo haces a primera hora, después ya, lleno de visitantes, el lugar es una atracción turística más, y de las más populares de la ciudad, con la consiguiente molestia para los residentes. Puede parecer un lugar del pasado, incluso un museo al aire libre, pero en el barrio viven personas a las que molestamos si no nos comportamos de manera cívica.

El nombre Bukchon se podría traducir como “aldea del norte” (buk en coreano significa norte), justamente por estar al norte del río Cheonggyecheon y del santuario Jongmyo, una zona de gran importancia en la época. Allí vivía la flor y nata de su tiempo, las clases nobles de la ciudad, y los altos funcionarios, en unas casas que después de 600 años, podemos seguir disfrutando hoy.

Aprovechando el tirón turístico, muchas de las viviendas se han transformado en museos, galerías, restaurantes, alojamientos para turistas o casas de té. Ya sean viviendas o negocios, el estilo arquitectónico se ha conservado, haciendo del barrio un lugar precioso. Posiblemente el más bonito de la capital coreana para mis ojos.

Pasear por Bukchon me ofrece una oportunidad única de disfrutar, y experimentar, la rica cultura tradicional coreana. Sus ancestrales casas nobles (alrededor de 900) se distribuyen por calles estrechas y curvadas, llevándome sin más rumbo que la imaginación, a una época lejana.

Ihwa Maeul Mural Village

De un tiempo más cercano, y nada que ver con Bukchon, situado en la ladera del monte Naksan, encontramos el barrio de Ihwa. Un barrio desconocido hace prácticamente una década, en la actualidad se ha convertido en un centro turístico muy concurrido. Hay gran cantidad de pueblos y barrios en Corea del Sur con murales en sus calles, con unos diez alrededor de Seúl, pero Ihwa Maeul es el más popular.

A veces, como la aldea Mural de Ihwa, se trataba de distritos marginales a los que el arte les cambia la vida. Barrios que en su mayoría estaban a las afueras, situados en las laderas de las montañas. Seúl estaba creciendo y muchos vecindarios fueron dejados de lado en ese desarrollo.  Un lugar casi a punto de ser demolido se convirtió, casi de la noche a la mañana, en un lugar turístico de lo más popular.

Era 2006, y con el proyecto «Arte en la ciudad», se pintaron murales de colores por muchas paredes, en un esfuerzo por revitalizar el barrio. Cosa que sucedió, pero se fue de las manos. El vecindario no sólo se regeneró, sino que muchos curiosos visitantes se acercaron a disfrutar del arte al aire libre por sus calles. Los residentes, que no fueron consultados, pagaron un alto precio con el ruido ocasionado por los nuevos forasteros. Lo que era un barrio tranquilo se convirtió en un bullicio con la afluencia de gente. Muchos vecinos, cansados de la nueva situación, borraron varios de los problemáticos murales.

Según me comentan, la cosa se ha normalizado. En mi vista no constato ningún tipo de animadversión, todo lo contrario. Sólo noto sonrisas y amabilidad. Leo carteles anunciando que estamos en un barrio residencial, que se respete la vida de los vecinos. Quizá, poco a poco, los visitantes se hayan ido dando cuenta de que no es un parque temático, sino las casas de gente real, y los comportamientos se hayan vuelto más cívicos. Los vecinos no están en contra de nuestras visitas, sólo quieren ser tratados con respeto. Es un barrio y lo más importante deben ser las personas que allí viven, no el arte pintado en sus paredes. Un barrio donde se puede disfrutar de sus coloridas calles de casas bajas  donde los coches no tienen cabida. Un lugar en el que debemos comportarnos de forma civilizada, como lo haríamos en casa de alguien a quien no conocemos y nos abre la puerta.

Barrios habitados y, ¿habitables?

Tanto Bukchon como Ihwa son destinos y atracciones turísticas, pero son barrios habitados, con su día a día. Uno por su rica historia y sus casas tradicionales,  el otro por sus recientes obras de arte por calles, se han llenado de peregrinos. Unos visitantes que muchas veces no saben comportarse, creando incomodidad y molestia en los habitantes del lugar. Seguro que los seuleses que allí viven están orgullosos de sus barrios, y de que los visites, sólo se trata acercarse de forma tranquila. Todos salimos ganando. Podremos seguir paseando por lugares con un encanto especial, como son Bukchon e Ihwa. Dos barrios que nos muestran un Seúl variado, una herencia patrimonial, y una gran riqueza cultural. Barrios que hacen de la capital coreana una ciudad fascinante, una ciudad que mezcla pasado y presente de una forma natural.