Mi viaje por Nepal, en octubre de hace algún año, coincidió con el festival hindú de Dashain, que conmemora la victoria de la diosa Durga sobre los demonios y que resultó estar lleno de sorpresas. Poco había planeado el viaje y no era consciente de lo que me iba a encontrar.

La primera e impactante sorpresa fue la cantidad de animales que sacrificaban durante esos días. En el primer templo, Manakamana, fue donde me percaté de los sacrificios. No podía llegar a creerlo y trataba de convencerme de lo contrario. Primero fue en la cola del teleférico, donde la gente depositaba sus cabras en cabinas separadas. Había confusión en mi mente, llegando incluso a pensar que se trataba de alguna forma de animal de compañía. Suena raro tener cabras como animal de compañía, pero era tal el cariño que les profesaban y tal el poder de las mentes para llevarte donde quieren, que lo tomé como opción factible. No hay cosa como la ignorancia para dejar volar la imaginación.

Un fluido rojo sospechoso

Una vez allí, deambulando por los alrededores del templo, observando la alegría de la gente, las colectas monetarias de los religiosos, las ofrendas y demás, me percaté de que un líquido rojo impregnaba la mayor parte del suelo y de mis pies; por supuesto, pensé, eso sólo podía ser una cosa, un líquido proveniente de la tika (que explicaré después). La curiosidad siempre gana la partida y, claro, no pude sino seguir el rastro de dicho elemento, atractivo a la vista y colorido como pocos, además de muy intenso. Así, siguiendo el fluido, fui a dar al lugar donde los sacrificios eran realizados y que según parece, no difieren mucho de cómo se hacían hace décadas o siglos. No sólo no pude levantar la cámara para intentar retratar el instante, sino que fui incapaz de terminar de observar la decapitación que tocaba en ese momento. Con respecto a las tradiciones y a los sacrificios realizados de una manera salvaje (por llamarlo de alguna forma) hay un amplio abanico de opciones y opiniones; las tradiciones, supongo, podrían desarrollarse con un mejor trato animal y, aunque los sacrificios continúen, que se hiciesen de una manera quizá menos “cruel”. Pero bueno, tal vez me meta en un asunto que no me incumbe y que deberán de acordar los propios nepalíes.

Aparte de los sacrificios animales (con una estimación de unos 200.000 en estos días), durante el festival se ven a los niños jugando en columpios de bambú por las explanadas de todo el país, se observaar a la gente volando cometas, llevando los mejores, más bonitos y elegantes vestidos. Se aprecia tika en la frente de la gente, un círculo rojo hecho a base de arroz, yogurt y bermellón, que las personas mayores de la familia ponen a los más jóvenes para bendecirles, y que es de color rojo debido a que simboliza los lazos de sangre que unen a la familia.

El viaje comenzaría en Katmandu para continuar hacia Pokkhara, con paradas en el mencionado templo de Makanamana (al que se sube por un teleférico con unas vistas impresionantes) y en la ciudad de Gorka (con una influyente historia en Nepal ya que es la ciudad originaria de los ancestros de la familia real y de donde provienen muchos soldados por su fama de valientes) y de allí hasta Pokhara. Llegar a Pokhara es llegar a un sitio fascinante, que resalta por sus increíbles amaneceres, sus lagos (a los que cantaba Bunbury y sus Héroes del Silencio y que nunca imaginé que llegaría a visitar), sus puentes colgantes de metal, que para personas con vértigo, como es mi caso, son un reto constante, pero sobre todo las simpáticas gentes y preciosos paisajes que rodean la ciudad. Eso sí, teniendo cuidado con los búfalos, que aunque mansos y tranquilos en su mayoría, se puede dar el caso remoto de coincidir con uno que le dé por seguirte y no ceje en su empeño, dejando incluso algún integrante del grupo en las cunetas para salvar sus embestidas.

Religión en Nepal

El hinduismo es la religión predominante en Nepal, con un seguimiento del 90% de la población, y el budismo la segunda religión más profesada en el país. Aunque era la fecha del festival hinduista más importante durante esos días, también fue posible observar la forma de vida budista, incluso visitar y conversar con refugiados tibetanos en su lugar de residencia.

Nepal es un país que fascina y que atrapa por sorpresa. Sus gentes, sus festivales, sus colores, sus paisajes y su comida quedan en la memoria.Desearía volver un día para seguir descubriendo este increible país, y, sobre todo después de las trágicas noticias de los últimos años, para intentar que poco a poco, aunque sea difícil, vaya recobrando la normalidad. Si existe la ocasión, no dudes en poner Nepal como tu próximo destino, lo agradecerás enormemente y estarás ayudando a que su gente siga viviendo con la alegría que les caracteriza, aunque las penurias les acechen en cada esquina. Ayúdame y te habré ayudado.