Era 1899 y China había cedido los Nuevos Territorios de Hong Kong a Gran Bretaña. Los moradores del área de Kam Tin opusieron resistencia a las nuevas autoridades coloniales y se produjeron enfrentamientos, confinados los habitantes de la zona en la ciudad amurallada de Kat Hing Wai, tras sus puertas. Sir Henry Blake, gobernador en la época, desmontó y se llevó la puerta de hierro fundido que vemos hoy a la entrada, con la consiguiente humillación que produjo en los residentes. Después de que los habitantes opusieran resistencia al mandato inglés, y una vez vencidos y sometidos, decidió que la puerta sería un trofeo de guerra y la envió hasta Irlanda. Sin embargo en 1925 y debido a la insistencia del gobernador de la época, Sir Reginald Stubbs (y a la solicitud realizada por un miembro del clan de los Tang), la puerta recuperó su lugar de origen y fue devuelta a Kat Hing Wai.

 

La villa fortificada de «la buena fortuna»

La villa fortificada más famosa en el área de Kam Tin es sin duda Kat Hing Wai (“Villa de la buena fortuna”) conservando una fortificación muy completa. Una fortificación y la famosa puerta de hierro fundido. Aunque sigue conservando su encanto, en tan solo unos pocos años, los que van desde mi primera visita al lugar hasta mi última aparición por la zona, la villa ha cambiado bastante y este cambio es debido a la ausencia de algunas de las señoras que te recibían en la entrada con sus sombreros tradicionales. Es ley de vida. Las señoras se han hecho mayores, algunas habrán fallecido, otras no tendrán humor para estar esperándote a la entrada, y las que lo hacen utilizan unos sombreros que ya no son los que eran, o al menos no lo son todos los días. Quien sabe, quizá el cambio de atuendo sea cuestión de suerte. El caso es que desde la primera vez que fui, en mi mente, asocié Kat Hing Wai con las señoras de los sombreros y siempre que he vuelto lo he hecho por verlas. Señoras con un poco de mala hostia al principio, pero que con paciencia y conversación terminan por regalarte unas risas.

El clan de los Tang

Posiblemente ya no sean todos los habitantes, pero una mayoría de los pobladores de la villa siguen siendo descendientes del clan de los Tang, apellido todavía popular entre los residentes de la aldea fortificada. Muralla que sigue siendo la original, aunque a parte de ella, lo demás haya cambiado. Con el desarrollo económico de Hong Kong de los años 60 las viejas casas, bastente incómodas para vivir, se demolieron y se construyeron nuevas. Pienso que es una pena no conservar las estructuras antiguas ya que eran mucho más atractivas a la vista, pero al mismo tiempo imagino que las nuevas casas serán mucho más habitables y confortables que las de estructuras tradicionales. Total yo sólo paso de visita, lo importante son quienes allí viven.

Kat Hing Wai fue construida a finales del siglo XV y los muros que vemos en la actualidad se levantaron a finales del XVII y comienzos del XVIII (con sus torres  en los extremos). Muros que han servido durante siglos para proteger a los habitantes de la villa de piratas, bandidos, clanes rivales, ladrones e incluso peligrosos animales salvajes. Se trata de una villa casi cuadrangular de unos 100 metros por lado y en la que una entrada estrecha da acceso a la  calle principal (también estrecha) desde la entrada, calle desde la que se distribuyen callejones a los lados por la pequeña aldea. Una aldea en la que los los huertos y los campos de cultivo ya no son abundantes, prácticamente han desaparecido como en el resto de la ex colonia británica. Aun así, sigue manteniendo Kat Hing Wai un carácter rural como pocos lugares de Hong Kong.