Fanling, por la montaña del salto del dragón
En Hong Kong hay pocas cosas que sorprendan y llamen más la atención que las villas amuralladas de los Nuevos Territorios. Si las villas amuralladas son fascinantes, un paseo por los alrededores de Fanling y sus aldeas es una maravilla. De entre todas las rutas por las aldeas de la ex colonia británica, quizá sea esta la más completa. Un paseo que nos lleva por un lugar que fue poblado desde el siglo XIII por los Tang (uno de los cinco clanes más importantes de los Nuevos Territorios que se cree provienen de la provincia china de Guangxi).
Recorrer la ruta del Lung Yeuk Tau (“Montaña del salto del dragón”) es un viaje por la historia de los Tang. Un viaje que nos lleva a sus villas amuralladas (para defenderse de piratas, bandidos y clanes rivales). A disfrutar de sus torres de guardia, sus pozos, sus salas ancestrales (Tang Chung Ling es quizá la más antigua y más grande de Hong Kong) y sus salas de estudio. A contemplar sus templos (cómo no, hay uno dedicado a Tin Hau, la protectora de los pescadores), sus santuarios, sus puertas de hierro fundido, sus cañones y sus edificios de estilo colonial con detalles chinos (no podía ser de otra forma). Nos topamos incluso con una iglesia fundada a principios del siglo pasado por los luteranos.
Lo que realmente imprime carácter al lugar son sus gentes, muchas de las cuales son descendientes directos de los primeros habitantes. Al leer detenidamente los nombres de algunas villas: Ma Wat Wai, Wing Ning Wai, Lo Wai, San Wai, Tung Kok Wai, Fanling Wai, me doy cuenta que wai se repite en todos aquellos lugares que están amurallados. Sin querer, aprendo una palabra en cantonés, ya nunca olvidaré que todo lo que está wai está amurallado.
Mucho más que rascacielos
Todas estas aldeas más otros pueblos aledaños, pero no amurallados, forman un conjunto impresionante de lo que ha sido y es la historia de Hong Kong. Y pensar que la mayoría de visitantes imagina que en HK sólo hay rascacielos y centros comerciales. Saliendo un poco me doy de bruces con piratas y con historias increíbles de princesas chinas o de sirvientes que dan su vida por la del vástago de su maestro. Y quedo fascinado. Quizá pueda dudar de que hace siglos hubiera un dragón deambulando por estas montañas que daría el nombre a la zona, pero poca me queda después de visitarlo de que es un lugar cautivado. Asombrado me quedo como en el siglo XXI los residentes siguen practicando muchas de sus costumbres centenarias.
Vivir en Hong Kong, uno de los centros financieros del mundo, y hacerlo en una villa rodeada de murallas, no se puede negar que tiene su encanto. Salir por la mañana de casa y hacerlo a través de la entrada original de una muralla con varios siglos de historia, seguro que te da fuerzas para que el día sea fascinante. Esto me viene a la cabeza cuando casi he terminado la ruta de Lung Yeak Tau y me quedo impresionado al mirar las murallas de San Wai (conocido también como Kun Lung Wai), quizá las que mejor se conservan de toda la zona.
Como he terminado el paseo y todavía me veo con energia de seguir dejándome sorprender, me acerco hasta Fanling Wai, que también está por la zona. Su estanque de agua frente a la villa, sus murallas y sus cañones hacen que el final de la ruta por las villas de Fanling no haya podido ser mejor.
En Hong Kong hay rascacielos, entidades financieras y luces de neón, pero sobre todo hay unas villas fortificadas que hacen presente la historia de la ex colonia británica, para que nadie olvide que aunque a simple vista no lo parezca, por estos parajes tan modernos hay mucha historia.