Hay países que visitas porque te los recomiendan, otros porque has visto en algún sitio fotos preciosas, otros más porque una razón u otra han llamado tu atención y muchos por sus gentes. Cada lugar que visito es por algún motivo, muchas veces desconocidos aparentemente. Este viaje tenía un origen claro: la exposición Balkaneros en el Museo de Antropología de Madrid. Fue ver las fotos y querer asistir al Festival de la Trompeta de Guca. Y claro, ya que iba a Serbia, que menos que pasar un par de semanas para intentar ver un poco el país, por otra parte no muy conocido.
El cristianismo en Serbia
En el siglo VII los serbios comenzaron a convertirse al cristianismo de forma masiva. Años antes, en el siglo IV, el emperador Constantino el Grande, nacido en la ciudad serbia de Nis, fue el primer emperador cristiano, y hoy en día, la gran mayoría (85%) de la población pertenece a la Iglesia Ortodoxa Serbia, iglesia autocéfala desde el siglo XIII.
Tras el auge en los siglos XII-XVII, hubo después años oscuros para la Iglesia bajo la opresión del Imperio Otomano, con un resurgimiento posterior en el siglo XIX. Los monasterios juegan un papel importante en la cultura y la historia de Serbia. Construidos en su mayoría en los siglos de mayor auge cristiano durante la Edad Media, han configurado el paisaje de la Iglesia serbia, y han atestiguado el ascenso y la caída del Imperio, y el Estado de Serbia. Levantados por gobernantes para celebrar la gloria de los santos, también se han convertido en sus lugares de descanso eterno.
Serbia es una mezcla de paisajes montañosos con llanuras interminables, un país con una naturaleza casi virgen, y con ciudades bañadas por el Danubio, entre las que destaca su capital, Belgrado, aunque también baña otras atractivas urbes como Novi Sad. Ofrece, además, unos paisajes espectaculares como el desfiladero, limitando con Rumania, que lleva hasta las Puertas de Hierro. Siguiendo el cauce del Danubio por Serbia, en un recorrido de unos 600 quilómetros llenos de naturaleza y cultura, se descubren no sólo civilizaciones históricas y ruinas prehistóricas y romanas, sino que disfruto de una de las vistas más impresionantes de toda Serbia. Las Puertas de Hierro son el desfiladero de río más grande de Europa, aunque en realidad se trata de cuatro gargantas interconectadas que atraviesan los Cárpatos en el Parque Nacional Derdap.
Belgrado y alrededores
Mi periplo por tierras serbias comienza en Belgrado, capital y corazón sin duda de Serbia. Paseos por el centro antiguo, visita a la fortaleza de Kalemegdan, un poco de historia en el museo judío, visita al mausoleo de Tito, los restos de los bombardeos de la OTAN en los edificios medio derrumbados, recorro Knez Mihailova arriba y abajo, principal arteria de la ciudad, me deleito en sus terrazas, con sus iglesias o con el templo en honor al Santo Sava. Pero sobre todo disfruto mis días por Belgrado de la vitalidad y la energía que se palpa en su ambiente.
Las buenas comunicaciones hacen que pueda visitar durante el día algunos monasterios y fortalezas, y volver a dormir a la capital Serbia. Me sorprende encontrar fortalezas inexpugnables como las de Smederevo, Ram o Golubac, y descubrir restos arqueológicos como los de Lepenski Vir (los arqueólogos han descubierto siete estratos de civilizaciones en este asentamiento, con una ocupación humana continua desde la era mesolítica en el 7000 AC). Me comentan que algunos de los ídolos de piedra más antiguos de Europa se han encontrado aquí.
Está Serbia llena de curiosidades. Parece que sabía algo sobre el país pero en realidad lo desconocía casi todo. No había reparado que es el país donde nacieron dieciséis emperadores. Aunque se le presta poca atención, los Balcanes fueron parte del Imperio Romano. Las ciudades, lugares y monumentos antiguos nos muestran un pasado en el que Serbia era muy importante. Lejos de Roma, el Imperio estableció sus fronteras en el Danubio. Con la llegada del ejército llegaron mercaderes y artesanos, y poco a poco surgieron nuevas ciudades. En 200 años, la provincia pasó de ser lugar fronterizo a ser el centro de la vida del Imperio. La provincia romana, la actual Serbia, fue el segundo país con más emperadores, sólo detrás de Italia. El más famoso de todos, sin duda, fue Constantino el Grande, que nació en la actual ciudad de Nis, en el sur del país. Se han descubierto numerosos lugares arqueológicos que revelan la importancia de Serbia, siendo incluso durante un corto período de tiempo, capital del Imperio Romano de Oriente.
El Tratado de Paz de Karlowitz
Una de las ciudades más importantes para la historia de Serbia es Sremski Karlovic. Situada a pocos kilómetros de Novi Sad, es uno de los enclaves más significativos para la cultura y la historia del país, además de ser el lugar donde se firmó el Tratado de Paz de Karlowitz entre los países de la Alianza Cristiana y el Imperio Otomano en 1699. Con la firma de este tratado comienza el declive del Imperio Otomano y el ascenso de Austria como potencia dominante en el sudeste de Europa. Por primera vez en la historia de la diplomacia mundial, durante las negociaciones se utilizó oficialmente una mesa redonda. Años más tarde, el Consejo de Guerra de Viena decidió reemplazar la sala de conferencias original que había sido hecha de madera con la actual Capilla de la Paz en el mismo lugar donde se negoció el Tratado de Karlowitz. En el pasado, la ciudad era la sede del obispo metropolitano de la iglesia serbia, e incluso hoy día sigue siendo un gran centro cultural serbio. Paseando por el agradable y acogedor centro de la ciudad, podemos admirar palacios, catedrales y la escuela de gramática serbia más antigua fundada en 1791 (el edificio actual data de 1891 y se utiliza como escuela secundaria).
Nis y la torre hecha de cráneos humanos
En el sur del país construyeron hace siglos una torre con cráneos humanos. La Torre del Cráneo (Cele-kula en serbio) fue realizada utilizando calaveras de hombres (serbios) en 1809 después de la batalla de liberación en la ciudad de Nis. Se pretendía advertir a aquellos que se querían revelar contra el Imperio Otomano lo que les pasaría si lo hacían. Aunque en principio había 952, actualmente se pueden observar unos 50 cráneos. El comandante otomano de la ciudad, Hurshid Pasha, ordenó a sus soldados cortar las cabezas de los soldados serbios caídos para utilizarla en la construcción de la torre, una obra que duraría varios días. La vista era aterradora, pero el efecto que causó fue el opuesto de lo que esperaban con su construcción y se ha convertido en un símbolo de resistencia y lucha por la libertad. También en Nis, alrededor de un siglo más tarde, durante la Segunda Guerra Mundial, nazis alemanes masacraron a más de 10.000 residentes de Nis y del sureste de Serbia en Bubanj Hill. Después de la guerra, el lugar de ejecución se transformó en un parque conmemorativo, con un monumento en forma de tres puños cerrados, que simboliza la resistencia de los hombres, mujeres y niños que murieron en el lugar. Al mismo tiempo, el régimen nazi usó el Campamento de la Cruz Roja como un campo de concentración por donde pasaron más de 35000 serbios (principalmente judíos, pero también gitanos y miembros del Partido Comunista), miles de ellos asesinados.
El reloj borracho de Novi Sad
A pocos quilómetros de Belgrado, al norte, se encuentra la ciudad de Novi Sad. De una belleza extraordinaria la ciudad tiene una de las curiosidades más originales de Serbia. Uno de los símbolos y puntos de referencia de Novi Sad es el «reloj inverso» o «reloj borracho», como se lo conoce. Un reloj del siglo XVIII en la fortaleza Petrovaradin con una manilla corta que indica los minutos, siendo la larga la que muestra las horas. Se trataba de que el tiempo se pudiese leer desde los barcos a gran distancia cuando navegaban por el río Danubio. Un reloj, que aun borracho, sigue todavía en funcionamiento.
Novi Sad es también conocida por Mileva Maric, quien pasaría allí algunos años mientras estudiaba en una escuela para niñas de la ciudad. Ella fue la primera esposa de Albert Einstein, quien también viviría en la localidad, a comienzos del siglo XX, largas temporadas, e incluso bautizarían a sus hijos en la iglesia local de San Nicolás. Mileva Maric era física y hay evidencia de su contribución y su importante papel en la formulación de la «Teoría de la Relatividad» y otros estudios de Einstein. Hay incluso algunos estudioso que defienden que ella fue la verdadera cabeza pensante de la pareja y a la que deberíamos conceder el mérito del trabajo de Einstein mientras estaban juntos.
Serbia, un país de cine
Serbia es un país de cine, literalmente. No muy lejos de Guca descubro un enclave de cuento de hadas (de hadas de cine, claro) con fascinantes casas de madera. Drvengrad. Una aldea con un aspecto peculiar ya que fue el popular director Emir Kusturica quien lo diseñó para una de sus películas, «La vida es un milagro». En el momento en que se construyó el pueblo, se puso a su vez nuevamente en funcionamiento un viejo tren, conocido como Sargan Eight. Drvengrad también se conoce como el Pueblo de Madera por su apariencia. Levantando usando las coníferas que se encuentran por la zona, tiene de todo, incluso la casa del director (quien pasa temporadas allí cuando está en Serbia), una biblioteca, una papelería, una peluquería, un hotel y una iglesia que está en uso. Desde 2008, celebra un festival de cine, evento no comercial dedicado al cine de autor. Además, el jurado de expertos de la Fundación de Bruselas para la Arquitectura «Philip Rotie» proclamó a Drvengrad el mejor logro arquitectónico europeo de los últimos años.
Los Vlachs
Lo que más disfruto cuando viajo son los encuentros con la gente. Quería conocer en persona a las brujas de los Vlach y decidí desplazarme hacia el este en su búsqueda. Se trata posiblemente de las últimas brujas europeas. Los Vlach, alrededor de 50000 que viven en Serbia oriental, es un grupo minoritario con unos orígenes inciertos, descendientes de migrantes de la región de Valaquia en Rumania. La gente de los Vlach está asimilada en su mayoría a la cultura serbia y son miembros de la Iglesia Ortodoxa, aunque muchos de ellos mantienen viejas prácticas paganas como la brujería y la magia. Cada aldea tiene una o varias brujas para contrarrestar la magia negra o para lanzar hechizos de magia blanca. Muchas personas de todo el país, e incluso del extranjero, viajan para encontrarse con ellas en busca de ayuda. Algunas brujas temen ser conocidas por la policía, pero Jovanka, la bruja más popular del país, se enorgullece de hablar con todos los que requieren sus servicios, e incluso disfruta siendo fotografiada.
«Nunca pensé que se podía tocar la trompeta de esa manera»
Tenía marcado en rojo mis días en Guca. Quería vivir el festival y escuchar las trompetas lo máximo posible y decidí que debería pasar desde el jueves hasta el domingo que se ponía el punto final. Ver a Bregovic era un aliciente, aunque ni mucho menos el único. Como en casi todos los eventos que se han ido haciendo populares, siempre se oye decir que hace 20 años era mucho más auténtico. Seguramente sea verdad, pero hace 20 años no tuve la ocasión de ir, y sí lo hacía en 2017, así que éste será el mejor año del festival para mi, al menos de momento.
Un pueblo pequeño, pacífico, pintoresco y tranquilo en la región serbia de Dragacevo, durante unos días de agosto cada año se convierte en una explosión de alegría y música. Un caos ordenado que atrapa a todos los que vienen a disfrutar del festival, porque la gente viene a Guca a divertirse. Mucha diversión. Una población de 2000 habitantes es «invadida» por los visitantes festivaleros durante esos días. El récord fue en el año 2010, año en el que Guca recibió un total de 700,000 visitantes durante los días que duraron los sonidos de las trompetas. Parece que el entusiasmo por dicho instrumento en la ciudad comenzó a principios del siglo XIX, durante el gobierno de Milos Obrenovic, quien ordenó la formación de la primera banda militar. Desde entonces, la trompeta se ha convertido en la «reina» de todas las celebraciones en el país: nacimientos, bodas, funerales, … y el Festival de Guca, momento en el que llega el apogeo de las bandas de música. La primera Asamblea de Trompetas de Dragacevo se celebró el 16 de octubre de 1961 en Guca. Inicialmente una Asamblea muy modesta, casi subversiva por las circunstancias políticas imperantes en ese momento, en las últimas décadas se ha convertido en un símbolo popular en el mundo y ya no se trata exclusivamente de trompetistas. Durante los días del festival Guca es un lugar de catarsis donde se unen el corazón y el alma. Naturalmente, Guca también tiene una leyenda (por supuesto todos confirman que es cierta) que pone en labios de Miles Davis la frase «nunca pensé que se podía tocar la trompeta de esa manera» cuando visitó el festival en la década de 1970. Serbia, Guca, Miles Davis y las trompetas unidas eternamente.