En todos los países, sobre todo en los más conocidos como es el caso de Hong Kong, hay lugares muy turísticos. Después hay otros que lo son menos. Algunos más a los que sólo van las gentes del lugar y despistados. Y finalmente, hay sitios a los que no se asoman más que los que allí viven. Tai Wai sería un ejemplo de estos últimos. Una villa amurallada que en realidad (o eso me pareció) incluye también varias más en sus alrededores.

De todas las villas amuralladas que he visitado sin duda Tai Wai es de la que menos información pude recabar. Es de las pocas ocasiones que llego a un lugar sin saber nada. Deja mucho que desear por mi parte tanta ignorancia pero mis pesquisas sobre Tai Wai no han dado resultado. Cosas de mi nulo conocimiento del cantonés. A pesar de todo me presento con la seguridad de que merecerá la pena, que me sorprenderá. Así sucede. Me dejo perder de villa en villa, paso por sus puertas y busco sus templos y sus salas ancestrales. La ignorancia no impide que puede disfrutar de la zona sin ningún problema. Y puedo asegurar que la visita por Tai Wai, también conocido como Chik Chuen Wai, fue de lo más interesante y agradable.

Salas ancestrales y puertas históricas

Según dicen documentos contrastados de la red (lo que se dice buscar en Google), la villa de Tai Wai se construyó en el siglo XVI y como a día de hoy todavía no ha sido demolida (tiempo al tiempo), hablamos de la aldea más antigua de la zona de Sha Tin. Esta antigüedad se mezcla, quizá de forma poco agraciada, con edificios más modernos (y feos) que la rodean por todas partes. Bloques que dejan apreciar su belleza como en otras villas de Hong Kong. Incluso su muralla no es tan perceptible como lo son otras. Y a pesar de todo, sigue manteniendo esa belleza y ese misterio de las aldeas antiguas.  Un misterio que, en este caso y debido a tanta modernez a su alrededor, desaparece en cuento el cemento de los enormes bloques aparece frente a ti. Los segundos que tarda el cemento en meterse por tus ojos.

Siempre intento recabar información posible sobre los lugares que visito. Me gusta conocer su historia, alguna anécdota y cosas sobre las gentes del lugar. Esa información, al acompañar las fotografías, ayuda a hacerse una idea más completa del lugar o de sus habitantes. No fue el caso de Tai Wai. Aquí apenas puedo aportar algo más allá de (creer) recordar la visita a unas salas ancestrales en Hin Tin, pasar por Tim Sam, haber entrado en la villa (o villas) cruzando sus puertas históricas, o haber visto algún santuario en la misma aldea o en algunas cercanas; como decía, desconozco donde empieza una y termina la otra.

Así, con esa falta de datos y con las pocas visitas que recibe, Tai Wai puede parecer un lugar enigmático. Puede que la gente no vaya de visita. Puede que no salga en los folletos turísticos sobre Hong Kong. Lo que es seguro es que sigue manteniendo un aire de aldea dentro de la ciudad. Una aldea con siglos de historia que lucha por sobrevivir a la sombra de los rascacielos. Unas familias que luchan por preservar su forma de vida y sus tradiciones. Una historia que se siente al acercarse por allí. No hay mejor forma de conocer un lugar que visitarlo. Tai Wai está a la espera aunque no lo parezca.