Hay barrios que aúnan una serie de características que les hacen diferentes y únicos. Barrios que rebosan modernidad manteniendo las tradiciones. Barrios elegantes con aroma a pueblo. Barrios por los que pasas pero que desde el principio sientes como tuyos de lo bien que te acogen. Uno de de esos lugares en Hong Kong es sin duda Sheung Wan, que combina restaurantes y tiendas a la moda con creencias tradicionales chinas como en casi ningún otro lugar de la ex colonial británica.

De las veces que por allí me acerco, cada visita es diferente, tanto la ruta, como las sensaciones. Hay lugares mágicos, otros míticos y, muchos otros que forman parte inseparable del barrio. Tenemos por ejemplo el Western Market, construido en 1906, que además de las tiendas de artesanía del interior, nos ofrece un edificio de estilo colonial eduardiano en un color ocre que le hace especial y precioso. Encuentro en el barrio tiendas de antigüedades, de muebles de época o restaurantes de alto postín. Los encuentro, pero no los disfruto. Cosas de presupuesto, y de que ni una cosa ni la otra en mis visitas por la zona han llamado mucho la atención, pero allí están, ofreciendo su parte a la vida del barrio.

Las tiendas del pescado seco

Lo que llama mi atención de Sheung Wan son las tiendas del pescado seco que encontramos en las calles Dried Sea Food, Wing Lok Street y Boham Strand Street, con inmensidad de locales en los que puedes comprar abalones, mejillones o vieras secas, entre una infinidad de productos del mar. Productos empleados para hacer tónicos que ayuden a nuestra salud a mantenerse en forma. No muy lejos podemos comprar, pero también observar de primera mano, y ver cómo son las tiendas que ofrecen sus productos de medicina tradicional china. Algunos de ellos en Koh Shing Street. A pocos metros de allí, restaurantes de lujo. Y no muy lejos tiendas de decoración en Gough Street.

Como no podía ser de otra forma, muchos nombres de sus calles tienen una historia detrás que por lo general, se nos pasan. Por ejemplo la Street Cat, o “Calle del gato”, es famosa porque allí se vendían hace décadas artículos robados. A dichos artículos se los denomina en cantonés “artículos de rata”, y a las personas que los compran “gatos”, de ahí proviene el nombre “Calle del Gato”. Ya en los años 20 se había instalado en la zona un bazar con artículos de segunda mano y antigüedades. Era una zona en la que se habían asentado muchos indios que habían venido a trabajar en la policía durante la época colonial. Algunos de ellos se instalaron en la calle Upper Lascar Row, precisamente porque el ejército británico utilizaba el nombre “lascar” para referirse a ellos.

Pasado, presente y futuro, tradiciones y modernidad

A pocos minutos a pie del centro financiero de Central encontramos el fascinante mundo que nos ofrece Sheung Wan. Un mundo propio que reúne muchos otros en uno sólo. Al lado del skyline resplandeciente, y sin tanta fama, el barrio sigue atrayendo a miles de turistas a disfrutar de un Hong Kong tradicional de forma pausada. El presente, el futuro, el pasado, las tradiciones y la modernidad van de la mano.

Si el pescado seco y la medicina tradicional nos muestran el lado más tradicional del barrio, el templo de Ma Mon, es sin duda su lugar más característico y por decirlo de alguna forma, más importante. No se trata sólo de religión, que también, sino de un centro neurálgico por el que se acercan gentes del barrio, jonkonitas de otras partes, y turistas atraídos por la magia del lugar. Pocos lugares de los llamados turísticos encuentro en Hong Kong que me sigan maravillando tanto. Voy una y cien veces, y en todas ellas quedo prendado. Uno de los lugares con más encanto de todo Hong Kong sin duda alguna.

El templo de Man Mo es un tributo a dos dioses en principio bastante lejanos. Por un lado al Dios de las Letras, y por otro, el Dios de la Guerra. Se construyó e mediados del siglo XIX, y sus inciensos en forma espiral siguen siendo una de las imágenes más compartidas de Hong Kong. No se por qué, pero el incienso nos llama la atención y lo fotografiamos una y mil veces. Bajo los espirales nos olvidamos que a pocos metros se sitúa uno de los centros financieros más importantes del mundo.

Aparición del arte callejero en Sheung Wan

Cómo en todos los barrios con vida propia, en Sheung Wan se siguen produciendo cambios. Uno de los más coloridos ha sido la aparición de graffitis en los últimos años. A este impulso del arte callejero ayudó mucho HKWalls, quienes en su segunda edición contaron con 39 artistas de 15 países diferentes que trabajaron en Sheung Wan y en Stanley. El barrio no ha cambiado, pero el nuevo toque de color luce estupendamente.

No podemos hablar de un Hong Kong sino casi de cientos de ellos, según donde vayamos, lo que busquemos, lo que miremos y de cómo lo miremos. A Sheung Wan le pasa prácticamente lo mismo, pero en un sólo barrio. Esperemos que no muera de éxito y que lo elegante, exótico, antiguo y moderno sigan conviviendo y siendo las características más destacadas del lugar. Que el arte callejero y la medicina tradicional china sigan conviviendo como si fuese lo más natural del mundo.