Una de las imágenes que tengo grabadas en la memoria de mi estancia por Hong Kong es la de la bahía. Un par de años antes de instalarme en la ciudad había ido unos días por motivos de trabajo. Una noche, al terminar la jornada de visita a alguna de las ferias, nos acercamos hasta el puerto, y ver el skyline jonkonita iluminado ante mis ojos (unos ojos de pueblo) me dejó maravillado. Después de esa, pasaría por la bahía cientos de veces. A veces a ver los barcos pasar, otras a enseñársela a las visitas que venían a verme, las más al volver a casa caminando. Y muchas otras a estar. Simplemente a estar.

Se hace referencia por primera vez al puerto Victoria en 1425 en los mapas de navegación de Zheng He sobre la costa de China. Habrá que esperar varios siglos, hasta 1810, para ver el primer mapa que lo represente detalladamente en una carta marina preparada por Daniel Ross y Philip Maughan para la Compañía de las Indias Orientales. En un principio el puerto se llamó Puerto de Hong Kong, para más tarde pasar a denominarse Puerto Victoria, ya que era lugar de refugio de la flota británica cuando la reina era precisamente Victoria.

Las Guerras del Opio

La reina británica estuvo en el trono durante 63 años, los que van desde 1837 a 1901, siendo el periodo más largo de un reinado en la historia de Gran Bretaña. El puerto, Victoria Harbour, lleva el nombre en su honor. Fue bajo su mandato cuando Gran Bretaña comienza la Guerra del Opio, que ganaría, convirtiendo la isla de Hong Kong en  una concesión británica. Más tarde se produciría la segunda Guerra del Opio, en 1860, tras la cual la península de Kowloon también pasaría a manos británicas en el 1861, año en que la bahía que separaba la isla de la península se pasó a denominar Victoria.

Por las aguas de la bahía, unas de las más concurridas del mundo, pasan a diario todo tipo de embarcaciones. La más popular, sin duda, es el Star Ferry, el barco más famoso de Hong Kong. Fundado a finales del siglo XIX, concretamente en 1898, lleva alrededor de 30 millones de pasajeros al año sumando las varias rutas que realiza por la ex colonia británica. Los autobuses y el metro también crucen la bahía, pero hacerlo en el ferry no tiene comparación por la belleza del paisaje, urbano y marítimo, que nos presenta ante nuestros ojos. Además, el precio a pagar es irrisorio si lo comparamos con el precio de los transportes en cualquier parte del mundo. Aunque es un transporte público pensado para los locales, los visitantes son quienes más disfrutan del trayecto. Vemos pasar no sólo el Star Ferry, sino que veleros, buques de carga, yates de recreo, barquitos de madera, remolcadores o barcos de pesca, comparten aguas con el famoso ferry. Cualquier tipo de barco que imaginemos está en la bahía de Hong Kong.

Espectáculo de luces diario

Si el Star Ferry es el rey de la bahía Victoria, cuando cae la noche, a las 8 en punto cada día del año, se produce un espectáculo, una sinfonía de luces que une música e iluminación. La explanada se llena de gente, de cámaras, de móviles y de flashes, para intentar captar el espectáculo audiovisual que nos ofrecen de forma gratuita todos las noches del año. El 21 de noviembre de 2005 fue incluido en Guinness World Records como el espectáculo de luz y sonido permanente más grande del mundo. Como con todo, los hay muy críticos, quien opina que se podría hacer mucho más espectacular e incluso mucho más bonito. Quizá tengan razón, pero en pocos lugares del mundo ofrecen un espectáculo diario de este tipo sin coste alguno para el visitante.

Además de las luces y el skyline, a pocos metros en Tsim Tsha Tsui, encontramos la Avenida de las Estrellas, ocupando buena parte del paseo marítimo. La vista continúa siendo espectacular, y a la vez, podemos descubrir a personajes ilustres de la cinematografía local. Muchos de ellos, quizá la mayoría, no nos sonarán de nada, pero otros, sobre todo alguno famoso por las artes marciales, es de sobra conocido. Quizá sea la estatua de Bruce Lee la más fotografiada de Hong Kong (a lo que he contribuido, como no podía ser de otra forma). Por su parte, la Torre del Reloj es el único remanente de la antigua estación de ferrocarril que iba de Kowloon a Cantón. Sus ladrillos rojos y sus 44 metros de altura hacen que destaque en el puerto.

Lugar de celebraciones

Si ponemos atención, mientras disfrutamos del Skyline, podremos distinguir en la isla de Hong Kong la zona más famosa de la ciudad, The Peak, allá en lo alto . De día es fácil verlo pero cuando llega la noche puede resultar más complicado. La mejor forma es mirar detenidamente y ver de dónde vienen los flashes, cientos y de forma continuada, y ya tendremos su localización. Desde las alturas parece controlar y dirigir la ciudad. Y es desde las alturas desde dónde se tienes una vistas increíbles para poder contemplar las celebraciones que durante el año se realizan. La bahía sirve de anfitriona de muchos espectáculos como son las celebraciones del Año Nuevo Chino, la fiesta Nacional del 1 de octubre, y el día de Nochevieja. Celebraciones que se realizan con fuegos artificiales, llenando la bahía todavía de más color y más visitantes, tanto residentes como turistas.

Hay lugares en los que cada uno de nosotros encontramos una cosa diferente. A los que vamos simplemente a ver qué pasa. Bueno a ver qué pasa, y a veces, ya que estamos, ver cómo pasa. Lugares en los que quedarse viendo transcurrir  el tiempo sin importarnos nada más. Lugares que te dejan hipnotizado con sus luces y sonidos. Lugares en los que se juntan gentes del lugar y turistas a partes iguales. Lugares con vida propia y en movimiento. La bahía Victoria es uno de esos sitios a los que ir a perder el tiempo, todo del que disponga cada uno. En realidad perder el tiempo mirando la bahía de Hong Kong es una de las mejores forma de emplearlo.

Aseguraría que todos y cada uno de los visitantes que se acercan a disfrutar de Hong Kong, pasan por la bahía a disfrutar de sus vistas, aunque sea sólo una vez. Muchos hoteles, algunos de los más caros de la ciudad, están entorno a la bahía. Incluso, se dice que uno de ellos, The Peninsula, posee la  flota de coches Roll-Royces más importante del mundo. Una bahía de día preciosa y de noche irresistible. Sin duda una de las escenas nocturnas más bonitas del mundo. La posición en el escalafón que la ponga cada uno. No es cuestión de comparar, cada uno tendrá sus preferencias.