Todas las ciudades que visitamos tienen una serie de monumentos, calles o plazas que se consideran “imprescindibles”. Catedrales, museos o parques, que son la imagen y aparecen en todas las guías. Por lo general, enclaves llenos de historia y belleza. No son los únicos lugares interesantes en nuestras visitas. Ni mucho menos. Lo que hace a los sitios únicos y atractivos son esos pequeños rincones que la mayoría de los visitantes pasamos por alto, detalles que forman la historia de las ciudades. Curiosidades históricas que encontramos en Barcelona, y que definen la ciudad que conocemos hoy.

Más allá de la Sagrada Familia, del Parque Güell o de la Pedrera, encontramos detalles en Barcelona que llevan la huella de la historia. Curiosidades que si no abrimos bien los ojos, pasaremos por alto. Todas las ciudades tienen las suyas, pero las de Barcelona son especiales.

El nombre de Barcelona

Para empezar, el nombre de Barcelona y la fundación de la ciudad tienen varios pretendientes. Se habla de Hércules y de Amílcar Barca. Varias leyendas nos lo cuentan. Parece que el origen es incierto, pero parece no serlo que el nombre “Barcino” se formalizó durante el control de la Roma de Augusto (27aC-14dC). En aquella época Barcino abarcaba el territorio que hay entre las murallas romanas del centro de Barcelona, delimitación que duró hasta los inicios de la Edad Media.

Es en el barrio judío donde encuentro la primera de las curiosidades. Unas curiosidades que sólo podremos disfrutar si caminamos despacio y ponemos mucha atención. En el pórtico de entrada de las casas judías se colocaba un pergamino con dos versículos de la Torá en una cajita, conocida como Mezuzá. Hoy todavía podemos ver dichos huecos en alguna de las puertas. En la casa del Alquimista está una de ellas. Marcas que llevan más de quinientos años y que lucen como si el tiempo se hubiera detenido.

Paredes con historia

También las paredes, en este caso las de la parte baja de la fachada de la iglesia de San Felipe Neri, me hacen viajar en el tiempo. Esta vez a 1938 y a la Guerra Civil Española, ya que son de entonces los impactos de bala que todavía hoy observamos en los muros del templo cristiano.

Más curiosidades encontramos en las paredes de la ciudad, paredes que parecen conservar más historia que los museos, además de ser mucho más interesante su búsqueda y disfrute. Así por ejemplo, en la capilla de Santa Lucía, encontramos adherida a una de sus esquinas una cana o vara de medir. La cana,  sin uso en la actualidad, era una unidad de medida utilizada en la Corona de Aragón y servía para fabricar las varas de madera que luego utilizarían en las tiendas de tela. Una cana medía 12 palmos, más o menos 2,3 metros.

Para terminar con las paredes, si caminamos con los ojos bien abiertos por la parte antigua de Barcelona, podremos sentirnos buscadores de tesoros. Viajando en el tiempo siglos atrás, muchos, veremos tumbas (o al menos las piedras) medievales, algunas de ellas hebreas, incrustadas en edificios emblemáticos del centro.

Judío también parece ser el templo sobre el que se asienta la actual iglesia de San Jaume. En el mismo lugar que había una sinagoga en el siglo XII, a día de hoy rezan católicos. Nada queda del antiguo diseño de la sinagoga, pero parece ser que muchas de las piedras empleadas en el nuevo templo cristiano son las mismas que formaban el judío. Reciclaje arquitectónico.

No todos, pero muchos de los lugares más interesantes que podemos visitar, están o lejos o se disfrutan a deshoras. Esto sucede con el Mercat de los Encants, único de su tipo que lleva siete siglos vendiendo lotes completos al mejor postor. Encontramos antigüedades, objetos de segunda mano, libros e infinidad de productos. Para poder asistir hay que acercarse lunes, miércoles o viernes sobre las 7 de la mañana. Madrugar siempre tiene su recompensa, además de disfrutar del mercado, luego tienes todo el día por delante para continuar con las visitas.

Puticlubs medievales y artistas modernos

Otro de los objetos que llaman la atención por la ciudad son las carassas, pioneras en indicar los burdeles. Mediante estas carassas, colocadas en lo alto de las paredes, se indicaba la presencia cercana de un puti club mucho antes de que lo hicieran las luces de neón. Mirando hacia arriba, y siendo curiosos, todavía las encontramos por Barcelona.

Más conocidas y observadas son las columnas de la Casa Batlló. Columnas que Antonio Gaudí, en su etapa naturista, hizo con forma de tibia humana. Época en que el arquitecto se inspiraba en formas de la naturaleza para sus trabajos.

Siguiendo con arte y artistas, puede que la obra de arte más pisada del mundo se halle en Barcelona. Al pasear por las Ramblas quizá no nos paremos a pensar qué es aquello tan colorido que pisamos. Un mosaico de rojos, amarillos y azules incrustados en el suelo forman la creación Pla de l´Os de Joan Miró. Nunca hemos tenido el arte a nuestros pies como en esta creación de 1976.

A Joan Miró le hizo un homenaje el genial artista pop estadounidense Roy Lichtenstein al diseñar la Cara de Barcelona. Cara que podemos apreciar en el Paseo de Colom. Obra realizada por Diego Delgado y que utiliza los rojos, azules y amarillos que tanto gustaban a Miró.

Las curiosidades relacionadas con el arte no terminan aquí. Uno de los centros de arte vanguardista de la ciudad se halla en lo que fue un convento. El Centre de la Creativitat ocupa el espacio que hace años utilizaban las monjas del convento de Santa Mónica, convento como tal desde 1636, y centro de arte a partir de 1988. No hay como el reciclaje urbanístico.

Hierbas y búnkers

De tanto deambular por la ciudad buscando curiosidades comienzo a sentirme indispuesto. Me recomiendan unas plantas medicinales. Plantas que sólo puedo encontrar en la Herboristeria del Rei, una herboristeria fundada en 1818   y que desde 1823 sigue en su emplazamiento original. Se trata de una de las tiendas más antiguas no sólo de Barcelona, sino de España. Incluso Isabel II nombró a su fundador “proveedor de la Real Casa”.

Parece que las hierbas han hecho su efecto. He recobrado las energías. Para terminar el día decido subir hasta uno de los miradores más desconocidos hace años pero de gran popularidad en la actualidad. Desde los bunkers del Carmen se disfrutan una de las mejores vistas de la ciudad. Unos bunkers construidos en 1937 durante la Guerra Civil y que nos brindan unas vistas en 360º de Barcelona. Pocos lugares hay tan accesibles con esas increíbles panorámicas sobre la Ciudad Condal.

Muchas veces nos centramos sólo en visitar los lugares más populares, pagamos precios altísimos por las entradas, e incluso perdemos mucho tiempo haciendo colas interminables para entrar a disfrutarlos, y sin embargo, las ciudades nos ofrecen muchísimos lugares especiales, curiosidades e historias, que podemos descubrir sin necesidad ni de colas ni de pago alguno,  además de estar abiertos durante todo el día sin límete de horarios. Las calles de los centros históricos  nos hablan. Estando atentos, siendo curiosos y con las oídos alerta, escucharemos las historias que Barcelona nos cuenta de su pasado. Una historia que ha quedado plasmada en pequeños detalles.