Tras las huellas de Gaudí por Barcelona
Hay ciudades que van ligadas a un nombre, y nombres ligados a ciudades. Eso le pasa a Antonio Gaudí con Barcelona. Es difícil comprender, ni siquiera imaginar, una Barcelona sin los edificios diseñados por el genial arquitecto catalán. Sin duda uno de los mayores atractivos de la ciudad.
Dice la UNESCO, al incluir varias obras de Gaudí entre los bienes Patrimonio de la Humanidad, que el arquitecto de Tarragona “representa una creatividad excepcional que ha contribuido al desarrollo de la arquitectura de finales del siglo XIX y principios del XX”.
Buscar el rastro de Gaudí es un pasatiempo entretenido, una forma de recorrer la ciudad que me lleva de una punta a otra a la caza de su herencia en forma de edificios. Edificios y farolas, ya que aunque quizá no tan conocidas como sus edificios emblemáticos, las dos farolas de seis brazos que hay en la Plaza Real fue un encargo del Ayuntamiento al arquitecto siendo todavía un jovenzuelo de 27 años. Era 1879.
Pocos años después, en 1886, comenzaría el Palacio Güell por encargo de Eusebio Güell. Construcción en la calle Nou de la Rambla que duraría hasta 1890. Se trata de un edificio en el que Gaudí comienza a plasmar una concepción de la arquitectura y de la decoración propias. Un estilo que se hará único. Se trata de un palacio, y para encontrarlo me acerco hasta una callejuela anexa a las Ramblas. La antigua residencia del mecenas Eusebio Güell quedó trasformada en un edificio sorprendente con la actuación de Gaudí.
En el numero 48 de la calle Casp encuentro la Casa Calvet, realizada de 1898 a 1890, otra de las obras de su primera etapa en la construcción de edificios por Barcelona. Según los entendidos una de las obras más conservadoras de Gaudí aunque ya emplease elementos modernistas como la fachada en curva. La construyó para Pere Martir Calvet y servía tanto para negocio, la parte inferior, como para viviendas, la zona superior. En 1900 el ayuntamiento le otorgó el galardón de mejor casa del año.
Casa Batlló y La Pedrera, dos obras cumbre
La Casa Batlló, construida entre 1904 y1906, se sitúa en el Paseo de Gracia y tiene una fachada más que imaginativa, cuando menos curiosa. Una de las fachadas más originales de todos los edificios. Una obra de arte hecha edificio. Un espectáculo de colores que contrastan con la estética general de los edificios a su alrededor. Una obra en la que la historia o las leyendas, como en muchas otras, está presente con la batalla del patrón de Cataluña, San Jorge, contra el dragón. Es considerada una de las obras más maduras de Gaudí, una obra de su etapa naturalista en la que el arquitecto se inspiraba en formas de la naturaleza para realizar sus creaciones, como en las columnas en forma de tibias humanas. Con razón algunos llaman a la Casa Batlló la “La Casa de los Huesos”.
Un poco más adelante, también en el Paseo de Gracia hallamos la Casa Milá, más conocida como La Pedrera, realizada entre los años 1906 y 1910. Destaca por sus formas curvadas y la piedra caliza blanca empleada en la fachada, además de por sus chimeneas innovadoras. Su apodo de La Pedrera (La Cantera) le viene por su diseño parecido a una cantera abierta. Es un edifico proyectado en la plenitud profesional del arquitecto y una de las más reconocidas y visitadas en la actualidad. Uno de los símbolos de Barcelona.
Al norte del barrio de Gracia, a un par de quilómetros, me encuentro el Parque Güell. Sorprende por sus jardines y por el uso de diferentes elementos arquitectónicos. Su diseño lo realiza Gaudí entre 1900-1914, etapa de madurez artística del arquitecto. Se trata de una de la obras arquitectónicas más grandes del sur de Europa que atrae a miles de turistas. Lo que iba a ser en un principio una zona residencial de lujo (una urbanización en plena naturaleza), se ha convertido en una de las mayores atracciones turísticas más visitadas del mundo. Varias son las curiosidades del parque entre las que destacan la inspiración de Gaudí en la ciudad griega de Delfos. La famosa salamandra será el reflejo del dragón que estaba en el Templo de Apolo en Delfos.
Sigo buscando la huella de Gaudí y me acerco hasta la Casa Vicens, cerca del Parque Guell en la calle Carolines. Se trata de uno de los primeros encargo de Gaudí, en 1883-1888. Situada en el barrio de Gracia, se trata de un edificio en el que podemos apreciar estilos de arte oriental y mudéjar. Una de las primeras obras de Gaudí en la que el arquitecto todavía se encontraba en busca de un estilo propio. Un estilo que fue muy criticado en algunas de sus obras posteriores, pero que no sufrió la Casa Vicens ya que el orientalismo era muy apreciado por la gente pudiente de la época. Una obra por encargo del fabricante de baldosas Manuel Vicens Montaner y para la que Gaudí empleó unas llamativas baldosas verdes y blancas.
La menos visitada Torre Bellesguard
Lo curioso de la Torre Bellesguard es que se ha mantenido en un extraño secreto para los visitantes y no es hasta 2013 cuando se abre al público y comienza a ser más conocida. Se concentra en la torre toda una amalgama de conocimientos e historias, según el propio Gaudí, una de sus obras más emblemáticas en las que la civilización romana, los diferentes reyes y papas, las leyendas, el uso de líneas rectas y curvas, y la mezcla de elementos neogóticos con su estilo modernista, hacen que sea una plasmación del propio arquitecto y de la historia de Cataluña.
Después de alejarme del centro de la ciudad y de un agradable paseo por Sarria llego hasta el Colegio de las Teresianas. Dos sorpresas me llevo al llegar, dos que en realidad es la misma. El colegio sigue en funcionamiento en la actualidad con lo que no puedo entrar, y por lo tanto tampoco fotografiar. Un edificio que desde que se inauguró ha estado en uso.
Ya en Pedralbes llego hasta los Pabellones de la finca Güell, construidos entre 1885 y1887. Se trata de unos edificios situados a la entrada de la finca Güell. Edificios coloridos que junto a la puerta de hierro forjado que las une en forma de dragón, y el jardín, forman un conjunto de la maestría de Gaudí. Una de sus obras menos visitadas por Barcelona pero de gran atractivo.
La Sagrada Familia, su obra inacabada
Para terminar he dejado su obra más conocida. La Sagrada Familia es posiblemente su obra cumbre, o al menos la más popular. Una obra que ni empezó ni verá terminada. Se comenzó a construir en 1882 y la primera piedra la puso el arquitecto Francesc de Paula Villar, quien abandonaría el proyecto. Un Gaudí muy joven, recién estrenada la treintena, se haría cargo del proyecto. Un proyecto al que dedicaría gran parte de su vida. Se espera que esté terminado en 2026 coincidiendo con el centenario de la muerte del arquitecto y entonces contará con 18 torres (12 simbolizan a los apóstoles, las 4 más altas a los evangelistas, la segunda más alta a la Virgen María, siendo la de mayor altura, unos 170 metros, la dedicada a Jesús).
Se trata de un arquitecto universal aunque en su época Gaudí no fuera del todo comprendido. Con el paso del tiempo su obra ha sido más y más apreciada, y mucho más reconocida. Su huella en Barcelona es uno de los símbolos más importantes de la ciudad, una auténtica seña de identidad.
Un arquitecto atípico con multitud de influencias como las orientales, neomudéjares o neoclásicas, mezclando historia y naturaleza. Un arquitecto moderno no sólo para su época, sino que sus obras siguen pareciendo modernas y llenas de fantasía hoy en día.
Dice la historia, o la leyenda, que un tranvía en 1926 se lo llevaría por delante y moriría en el hospital varios días después. El tranvía de la línea 30 quedaría marcado para siempre en la vida (y la muerte) de Gaudí. Un arquitecto único y genial que hace que Barcelona brille con luz propia.
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