Corría el 12 de diciembre del año 1941, y tras unos combates intensos entre el batallón de los soldaos rajput británicos y el ejercito japonés, éstos instalaron su artillería en el Pico del Diablo. No serían los nipones los primeros en instalarse en Lei Yue Mun. Antes que ellos, chinos y británicos ya habían dominado la zona debido a su importancia estratégica.

Una de las primeras cosas que hicieron los británicos cuando comenzaron a administrar los Nuevos Territorios en 1898 fue la construcción de las baterías en la zona. No era ni una idea original suya, ni nada nuevo en el lugar. En el dinastía Ming (1368-1643), la zona había sido clasificada como uno de los dieciséis pasajes marítimos principales. Además de otros moradores, según cuentan, uno de los primeros ocupantes del lugar fue un pirata llamado Cheng Lin Cheong, conocido como no podía ser de otra forma, como Pico del Diablo. 

Palafitos en Lei Yue Mun

Una de las cosas más interesantes de Hong Kong son los palafitos, casas elevadas sobre las aguas que nos recuerdan un pasado que ya no volverá pero que se resiste a desaparecer. Construcciones que realizaban los pueblos pescadores, que comenzaban en tierra firme y que se extienden hasta el agua. Están sostenidas por unas vigas o travesaños que se clavan directamente en el mar o río. El origen de estas casas radica en que los pescadores, que habían vivido en el mar, una vez se desplazan a tierra firme, desean mantener las ventajas y las sensaciones de vivir en un barco.

Aunque van quedando pocos lugares donde disfrutar de ellos, todavía siguen en pié palafitos (pang uk) en varios enclaves de Hong Kong, Lei Yue Mun entre ellos. Un pueblo pesquero que, contra viento y marea, sigue resistiendo a la modernidad imperante en Hong Kong. Uno de esos pueblos que dan carácter a un territorio.

Hoy en día, los pescadores del lugar cada vez son menos, y las antiguas formas de vida de pesca, agricultura o minería de la zona, han dejado paso a los restaurantes de marisco que hacen las delicias de quienes por allí nos pasamos.

La década de los 70 sería el impulso definitivo para el despegue de la gastronomía al crecer la zona industrial de Kwun Tung. Los empresarios del lugar querían impresionar a socios comerciales y clientes, y los llevaban a degustar marisco. Así, poco a poco, Lei Yue Mun se fue convirtiendo en lo que representa hoy día, uno de los lugares más populares para comer productos del mar en todo Hong Kong.

Explosivos y marisquerías

Si volvemos la vista atrás cien años, no veremos ningún restaurante por estos lares. Los pobladores de Lei Yue Mun se dedicaban principalmente a la agricultura y a la minería, y sólo más delante se dedicarán a la pesca, debido a la falta de oportunidades. El gobierno prohibió el uso de explosivos y la minería desapareció de la zona dejando una alta tasa de desempleo. Los lugareños decidieron entonces dedicarse a vender pescado y a trabajar en los restaurantes que empezaban a aparecer.

No son restaurantes al uso, o al menos no lo es su forma de pedir lo que queremos degustar. En Lei Yue Mun lo normal es ir a uno de los puestos del mercado y seleccionar lo que se va a comer, para después llevarlo a alguno de los establecimientos donde lo prepararan para ser servido. Con el paso del tiempo los precios han ido aumentado y, aunque ya no son lo económicos que eran antes, siguen teniendo una relación calidad/precio como en pocos lugares en Hong Kong. Encima se disfruta de un enclave precioso, lleno de cultura e historia.

Lei Yue Mun en realidad es el nombre del canal y da nombre a la zona. Lugar donde se mezclan varias aldeas entre las que se encuentran los palafitos, construcciones en principio temporales e ilegales pero que debido a su valor histórico, cultural, y sobre todo a que es el hogar de muchas personas, han sido toleradas por el gobierno. Veremos por cuánto tiempo. Como no podía ser de otra forma, encontramos en el lugar al igual que en muchos otros territorios de Hong Kong, un templo dedicado a Tin Hau, la diosa y protectora del mar. Un templo junto al mar que embellece el lugar, y que permite a la diosa tener el trabajo cerca de casa.

Gastrónoma deliciosa con historia

Si por su gastronomía del mar es conocido, la historia también ha dejado su poso en la zona ya que encima de Lei Yue Mun, no muy lejos, y tras un agradable paseo, llego al mencionado Pico del Diablo (Pau Toi Shan), una cumbre controlada en el pasado por el ejército británico, o por piratas (según la época), y con un gran valor estratégico para controlar el paso marítimo por este importante pasaje náutico. Desde arriba disfruto no sólo de una vista panorámica magnífica de la ciudad, del mar y de las colinas, además tengo la oportunidad de pasear y recorrer como un niño por los reductos y baterías militares que todavía allí quedan.

La vegetación está intentando volver a su estado original en la zona, y poco a poco va ocultando las baterías y lo que fue un fuerte en la época. Una vez pasado el vendaval bélico parece que la naturaleza ha vuelto a reconquistar el lugar. En breve los restos militares del Pico de Diablo serán un recuerdo enterrado.

En Lei Yue Mun se mezclan, como en pocos lugares, la historia y la gastronomía, los paisajes urbanos antiguos con los más modernos, la cultura y la tradición, el pasado y el presente. Un pueblo pesquero que ha sobrevivido a la moderna metrópolis. Un lugar en el que ir a comer de maravilla, a la vez que, si ponemos atención, disfrutar de un enclave fascinante lleno de historia.