El hombre del desierto, India
El Rajastán me engancha desde el primer momento, casi desde que aterrizo. Serán los colores, o las miradas, los vestidos, los turbantes o las fortalezas, el desierto del Thar o los palacios, o serán las calles, a veces sucias, a veces destartaladas, casi siempre ambas cosas a la vez; o será que como descubriría durante el transcurrir del viaje, que el Rajastán, no se bien por qué, pero me recuerda a la Castilla que te vio nacer y crecer.