Cómo fotografiar desconocidos en nuestros viajes
Una de las cosas que más nos intimida al viajar es retratar a personas que no conocemos. Muchas veces nos da vergüenza acercarnos a un desconocido que nos ha parecido fascinante y pedirle que pose para nosotros. Tenemos dos opciones: podemos “robar” las fotos o pedir permiso (de un modo o de otro) para retratar a la persona. Siempre que se pueda, lo mejor es optar por esta segunda opción. Hay quienes se esconden detrás de un teleobjetivo, pero no creo que sea lo más recomendable ni para retratar ni para entrar en contacto con la cultura local. En mi caso, me gusta y necesito acercarme a los retratados para sentir la foto.
Monjas en la pagoda de Bago, Myanmar
Siguiendo la serie de pautas que veremos a continuación, conseguiremos volver a casa después del viaje con buenos retratos de lugareños, y con una idea más amplia de cómo retratar desconocidos.
1. Lo más importante, y lo que nos abrirá más puertas para retratar lugareños, es una sonrisa, cuanto más sincera mejor. Ser amable y sonreír nos abrirá muchas puertas a la hora de retratar desconocidos. Muchas veces, cuando viajamos, el idioma puede ser una barrera para entablar conversaciones con los locales, pero la sonrisa es universal. Siempre que puedas, pide permiso para fotografiar. Mirar a la gente y mostrar tu cámara suele ser suficiente para indicar que quieres hacerle una foto a alguien. Aunque te parezca lo contrario, la mayoría estarán encantados de posar para ti. Te vas a sorprender de que poca gente se niega. Haz la prueba. Eso sí: si alguien te dice que no quiere ser fotografiado, se respetuoso y no la hagas.
Niños en una aldea del desierto del Thar
2. Practicar antes de salir de viaje. Lo mejor para acostumbrarnos a hacer retratos a desconocidos y hacerlo de la mejor forma posible en nuestros viajes es practicar antes de salir de viaje. No hay mejor práctica que hacer fotos a la gente cercana, como parientes o amigos, que no nos intimidan y con los que no tendremos vergüenza a la hora de pedirles que posen para nosotros. Luego, cuando vayamos de viaje y queramos fotografiar desconocidos, será mucho más fácil.
Retrato de mi tía en el día de Todos Los Santos en el cementerio de Rabanera del Pinar, Burgos.
3. Interactuar con la gente. No sólo porque ayude a que la gente se abra y esté más dispuesta a que les hagamos fotos, sino porque aprenderemos más del sitio donde estamos, haremos nuevos amigos y nuestra experiencia será más enriquecedora que si no hablamos con nadie. El intercambio cultural es una de las cosas fascinantes que nos ofrece el viajar.
Chicas de Chittorgarh visitando el fuerte de la ciudad, Rajastán.
4. Fotografiar a las personas donde más a gusto se encuentren, esto es, en su elemento natural.
Religioso en la ciudad iraní de Qom
Pastor en el Rajastán
5. Para perder la vergüenza, siempre se puede empezar a hacer retratos en los mercados. La mayoría de los lugares que visitamos tienen mercados populares y ferias. Comprar algo y entablar una conversación seguro que ayudan a que consigamos un retrato del tendero o tendera sin mayor problema.
Vendedora de leña en un mercado en el Lago Inle, Myanmar
6. Utilizar focales fijas. Se que nos cuesta deshacernos de nuestro zoom por lo cómodo que es, por la amplitud de fotos que nos permiten realizar y porque ya nos hemos acostumbrado a llevarlo. En mi caso, una vez cambié el zoom por una focal fija, ya no vuelví a usar un zoom y no lo he echado en falta. Las focales fijas pueden ser muy económicas, nítidas y luminosas, con lo que podremos hacer mejores retratos en interiores con mucha menos luz. Además, a la hora de hacer una foto a un estraño, apuntar con una focal fija es menos intimidante que ponerle un zoom de grandes dimensiones en la cara.
Mujer nómada del Tíbet en su refugio de invierno.
7. Hacer más de una foto. La persona a quien retratamos suele estar más rígida y tensa en la primera foto, así que no tengas reparo en hacer varias. Incluso, puede que la mejor foto la consigas al final. Una vez que nos despedimos, siempre podemos solicitar hacer una última foto… por lo general es cuando más relajados podemos retratar a la gente que hemos conocido y con quien hemos pasado un tiempo.
Trabajadoras a la hora del té en el Rajastán
8. Busca un fondo que resalte el retrato que vas a hacer. Muchas veces un fondo no apropiado estropea un retrato que sería mucho más interesante moviendo al sujeto sólo unos metros.
Mujer bandari en la isla de Hengam
9. No avergonzarse en pedirle a la persona a la que vamos a fotografiar si se podría poner en este o en aquel lugar, siempre con un “por favor” y explicando el por qué. Un buen fondo mejora la foto considerablemente, pasando de una imagen que no dice nada a otra mucho más interesante, que transmite mejor la historia.
Mujer en la mezquita de Macao
10. Hazte amigo de las luces y las sombras. Aunque siempre se habla de que las mejores horas para fotografiar son las primeras de la mañana y las últimas del día, no hay que preocuparse en exceso por esto al hacer fotos durante nuestros viajes. También se pueden hacer grandes retratos a otras horas. Buscaremos sombras o interiores, donde haya una luz más suave y los retratados puedan tener el rostro relajado.
Estudiante en un colegio rural del Rajastán
11. Intentar asistir a festivales o espectáculos locales donde nos podamos acercar a los artistas. Si conseguimos hablar con ellos, nos resultará muy cómodo hacer fotos ya que los artistas están más que acostumbrados a que les hagan fotos y no tendrán ningún reparo en posar para nosotros. Ya sea por la calle o en lugares cerrados, hay una gran cantidad de espectáculos allá donde viajes: disfrútalos.
Artista maquillándose antes de la actuación en la ópera cantonesa en Hong Kong.
13. Buscar los contrastes
Mujer tibetana en Lasa
Mujeres en el pueblo de Varzaneh, Irán
14. Mostrar las fotos a los retratados. Estarán encantados de verse en nuestra cámara.
Justo, quien está construyendo una catedral con sus propias manos, viendo una foto en el móvil de una visitante.
14. Compartir los retratos cada vez que nos sea posible. Podemos pedir emails y direcciones a aquellas personas con quienes -por una u otra razón- hayamos conectado. Al volver a casa, podemos enviar las fotos por email o incluso imprímelas y mándaselas por correo ordinario. Lo agradecerán y las recibirán con una sonrisa. Eso sí, siempre que prometas algo, cúmplelo, si no estás seguro no ofrezcas nada.