Al sur de Galicia, en la provincia de Orense, situado en el Camino de Santiago (ramal sanabrés), cerca de la Terra de Trives, se halla un pueblo donde se celebra uno de los carnavales más espectaculares del mundo. Una fiesta rural con corazón, alma y sentimiento. Una fiesta de pueblo en el que los forasteros somos muy bien venidos. Es el entroido de Laza una celebración peculiar, cuando menos. Ya no es lo que era se oye decir por las calles. Seguramente hace diez años ya no era lo que era. Y veinte años antes lo mismo. Resulta que el entroido es lo que es, que no es poco.

Entroido, antroido, introido, y otras formas como es conocido el carnaval orensano, procede del latín introitus, entrada, comienzo del año o primavera, o tal vez entrada de la cuaresma. El origen, tanto del carnaval como de los figuras ancestrales del mismo, se pierden en la noche de los tiempos y no se puede afirmar a ciencia cierta cuál es el germen o cuándo se originaron.

Orígenes del entroido

Algunos autores señalan el comienzo del entroido en las Saturnales celebradas en la Roma antigua, en las que los señores se vestían con las ropas de los esclavos y éstos gozaban de libertad. Algunos otros estudiosos ponen su origen en las Lupercales que se celebraban en Roma catorce días antes de las Calandas de marzo, viendo algunos más una clara relación entre los peliqueiros y los mozos romanos que bajaban corriendo del capitolio azotando a las mujeres con una correa. Otros lo relacionan con el dios griego Dionisios, dios de los placeres. También los hay que ven un origen celta (pueblo que adoraba las fuerzas de la naturaleza) ya que los dibujos de las máscaras de las caretas antiguamente estaban relacionados con el sol, la luna y con las estrellas. En este caso tendría un origen anterior a los romanos aunque con estos la fiesta se romanízaría.

Es complicado saber a ciencia cierta cuál es el origen del entroido, lo que parece claro es que se trata de una fiesta que ha ido añadiendo elementos, adaptándose con el paso de los siglos hasta llegar a lo que conocemos, y disfrutamos, en la actualidad.

Nieves Amado, socióloga de Laza ve la celebración del entroido como una celebración de un rito antiguo agrario, un rito de entrada en la primavera y no en la Cuaresma. Ceremonias paganas. Para la autora lazana, era en marzo cuando los romanos comenzaban el año y ése podría ser también el origen de los festejos de entrada a una época nueva, en la que se produce un despertar de la naturaleza y en el campo se empiezan los trabajos agrícolas.

Amado pone el interés en el simbolismo de la fertilidad, ya sean las hormigas lanzadas durante el Luns Borraleiro, que sería una forma de invocar buenas cosechas, o el papel de la Morena, una vaca de madera que embestiría a las mozas levantándoles la falda como una forma de despertar su fertilidad.

Lo que parece que une a todos los estudios del carnaval, ya sean los que se celebran por los pueblos de Orense, o en cualquier otro lugar del mundo, es la utilidad de su celebración como una forma de cohesión social, una manera de estrechar lazos entre los miembros de la comunidad. Son días de permisividad, de descontrol y donde se difuminan los límites entre clases y roles sociales.

Hay quien sitúa el carnaval de Laza como uno de los diez más antiguos del mundo. No es lo más importante, ni mucho menos. Sí lo es el pensar que se trata de un carnaval con orígenes milenarios, que constituye una fiesta de ritos arcaicos mezclada con ceremonias de tipo social tanto en la época romana como en la Edad Media, momento éste en que se confiere a la celebración un sentido cristiano.

Tradicional, ancestral. Es mediante el carnaval como muchos pueblos de Orense, entre ellos Laza, reflejan un sentimiento colectivo. Qué entroido es más antiguo o más enxebre es lo menos importante. Lo que de verdad importa es asistir, con todo el respeto que merece, a una tradición que tiene sus orígenes en unos tiempos mucho más que lejanos. Importa disfrutar todo lo posible de un rito que trata de la diversión, del goce, de romper barreras sociales. Ya lo decía Caro Baroja, la esencia o el origen del entroido no es el elemento más importante para tratar de comprenderlo, sino el estudio de unas características propias y de sus elementos, así como su supervivencia a pesar de los problemas a lo largo de la historia.

Peliqueiros y otros elementos del entroido

De todos las figuras del carnaval de Laza, la más importante y principal es el peliqueiro, que podría tener un origen prehistórico con cierto origen mágico y ritual. Un personaje que tendría su razón de ser en las prácticas de la religión primitiva. Las máscaras llevan pintadas animales totémicos en su careta de madera, los cuales eran sacrificados en los lupercales: los cánidos (lobos, zorros y perros) y los cápridos (cabra, cordero y carnero). Hay quien relaciona a los peliqueiros con antiguos cobradores de impuestos del Condado de Monterrey en el siglo XV. Teoría ésta que muchos ponen en duda situando su origen mucho antes de tal fecha. Me indica José Manuel, de la organización del Entroido de Laza, que la “careta” es de madera, pero sólo la parte de la cara, que la parte superior, denominada “mitra”, hoy en día es de aluminio, y hace años era de chapa. Además, en su parte trasera, va una “bandana” realizada con piel curtida y con piel sintética encima, a la que se denomina “pelica” y que bien podría ser la que diera el nombre al “peliqueiro”.

El peliqueiro, afirman quienes lo han vestido, no es un disfraz, es un sentimiento. Impone su ley corriendo de un lado a otro. El traje completo del peliqueiro, incluyendo la máscara, puede pesar unos 25 quilos e incluye además seis chocos de tamaño considerable (de un quilo y medio cada una en el caso de los adultos), medias blancas, calzón corto con ribetes blancos y de colores, camisa blanca y corbata, una chaquetilla corta, un cinturón del que cuelgan las chocos o cencerros. Las medias antes eran más coloridas, me comenta José Manuel, siendo rojas, verdes, o amarillas, por ejemplo, y que solamente hace unos veinte años que se han “uniformado” en el color blanco. Cosa del paso del tiempo. Usan además una fusta o zamarra para golpear a aquel que le moleste o interrumpa en su camino. Una especie de látigo que se compone de dos partes, una rígida de madera y otra flexible por lo general de piel. Ni mucho menos golpean sin motivo, si respetas al peliqueiro y no te entrometes en su camino, no probarás el sabor del golpeo de tan afamado artilugio.

Otro de los elementos principales del entroido de Laza es la Morena, cabeza de vaca hecha de madera que simula al animal bovino, y que trata de levantar las faldas a las mujeres en su camino desde Cimadevilla hasta la abarrotada plaza de la Picota. Algunos antropólogos ven representar a una vaca que un buen día se escapó y embistió a las mujeres que estaban tomando el fresco.

Éxtasis en Laza

El día grande del entroido en Laza es el Luns Borralleiro. Comienza la jornada con una guerra de trapos (farrapada) en la que participan gentes del pueblo y forasteros. Durante horas dos grupos se lanzan trapos bañados en barro. Es difícil ver una suciedad tan limpia y tan alegre. La plaza y los allí presentes terminan (terminamos) de barro hasta las cejas, nunca mejor dicho, y disfrutan con la suciedad como niños. Terminada la lucha de trapos, Laza recupera la calma, pero una calma inquietante que presagia que lo mejor está por llegar. Que los trapos no han sido más que una excusa para pasar el tiempo antes de que llegue el momento estelar del carnaval lazano.

Sigue la jornada con la “Gitanada de los burros y maragatos”, y termina por la tarde con un estallido de júbilo como no se vive en ningún otro lugar del mundo. Durante unos minutos la tierra se para y en Laza se vive un éxtasis bañado en harina, en tierra y en hormigas (las cuales, se comenta, han sido rociadas con vinagre para que piquen más). El descontrol es total y aun así nada se descontrola. Nunca experimenté un mayor caos, sintiendo a la vez tranquilidad, que los minutos locos del Entroido de Laza. Una experiencia sensorial que merece, y mucho, ser vivida, incluso para aquellos claustrofóbicos como yo. Es difícil encontrar alguna experiencia parecida.

Durante unos minutos, la harina viene de todos los rincones, lanzada de forma manual o con máquinas (cosas del siglo XXI). Lo mismo que las hormigas, de un tamaño considerable, pero en este caso sin necesidad de artilugios para que terminen estampadas frente a mi. La tierra y las enfurecidas hormigas vuelan por los aires y chocan con los cuerpos de los que allí estamos, y sin saber cómo, terminan por encontrar su camino, y me acompañarán hasta el momento en que me vaya horas después a la ducha y aparezcan entre mis ropas. Eso sí, no sin antes haberme picado. Su capacidad para esconderse y pasar tiempo contigo es asombrosa.

Origen de las hormigas enfurecidas

No se sabe de modo cierto cuándo se introdujeron en el entroido de Laza las hormigas. Según cuentan en el pueblo, el escritor Xosé Alonso Obregón (quién además era periodista y párroco) las cita ya en su libro “En mi aldea”. Narra cómo en el pueblo de Laza al juez no le gustaba mucho el entroido, pero por el contrario a su secretario sí. Una vez llegó el carnaval el juez encargó una gran cantidad de trabajo a realizar a su subalterno con lo que éste no podría disfrutar de la fiesta. Sus amigos no se quedaron quietos y acudieron a verle para que le dejara libre y pudiera disfrutar del carnaval. Ante la negativa del juez, los camaradas del secretario le echaron un saco de hormigas por encima, siendo éste el comienzo de una tradición que se celebra todos los lunes de carnaval. Quizá nunca se sepa el origen exacto del lanzamiento de hormigas y tierra durante la tarde del Luns Borralleiro de Laza, pero esta historia, cuando menos, nos ofrece una idea curiosa. No se sabrá cuándo comenzó la tradición, pero sí se sabe que las hormigas seguirán acompañando al burro y a la Morena en su bajada desde Cimadevila. Unas hormigas que han sido cuidadas y alimentadas durante todo el año por los lazanos.

El testamento

Termina el lunes y con él un momento que difícilmente olvidaré. El carnaval de Laza está a punto de terminar, pero no sin antes leer el Testamento, momento muy importante y esperado con impaciencia en el pueblo. Durante el Martes de Carnaval, cuando cae la noche, se lee un texto en el que se hace un resumen, con sorna, de lo acontecido en Laza durante todo el año. De forma divertida y con rimas, mis días por el entroido de Laza llegan a su fin. Por la mañana dejaré el pueblo, pero me llevaré el recuerdo de un carnaval especial, un carnaval que seguro que ya no es lo que era, pero un carnaval único que sigue siendo motivo de orgullo para los lazanos, y una gozada para los que por allí nos acercamos.

Se trata según los lazanos, y muchos visitantes, del carnaval más enxebre de los celebrados en Orense. Entroidos hay muchos, afirman, pero el suyo es incomparable. Cada uno tira para su pueblo, y Laza no es diferente.  Se trata de una increíble muestra de tradición y cultura popular. Esto no lo dicen los lazanos, sino que lo constato en los días que paso con los peliqueiros.